AL FINAL DE LA CORRIDA:

15.03.2013 11:03

 

 

Hace unos años, trabajaba en una empresa familiar ubicada en Gandía y la consejera delegada, “la jefa”, siempre utilizaba la expresión “… y al final de la corrida” para definir el resultado de una determinada acción.

La verdad es que, con muchísima menor frecuencia que ella, es una apreciación que inconscientemente he incorporado a mi vocablo.

Viene esto a colación por los cruces de cuartos que dentro de un ratito van a tener lugar en Nyon, concretamente en la sede de la UEFA, en la zona que los romanos denominaron Noviodunum, a orillas del Lago de Ginebra o Lemán con unas excepcionales vistas del Mont Blanc.

Llegados a esta altura de la competición, nada mejor precisamente que contemplar ese hermoso escenario que representa la blanca cordillera de los Alpes con su pico perennemente blanco como culminación porque lo que nos viene a partir de este momento es precisamente la ascensión a esa cumbre y mucho tendrá que ver la vía que se utilice para llegar hasta allí.

Los ocho escaladores que se aprestan a conquistar la cima representan así mismo una de las cuatro vías que tendrán que seguirse pues la ascensión deberá realizarse por parejas, de las cuales tan solo una se ganará el derecho de pasar a la siguiente fase, donde se encontrará con otro que como él se habrá ganado el derecho a seguir hasta la cima que se disputará con el que haya quedado de los que venían por el otro lado.

No cabe duda de que la pericia de estos escaladores resulta indiscutible pero la vía de ascensión que cada uno de ellos representa plantea una mayor o menor dificultad para alcanzar el siguiente objetivo.

Es indudable que no es lo mismo ascender por la vía normal, también denominada Cristalliers que hacerlo por el histórico Grands Mullets de peligrosidad excepcional.

Conozco escaladores que prefieren la dureza inicial de la Miage–Bionnassay–Mont Blanc para jugárselo todo con el tramo final de Grands Mulets o incluso de la espina de Peuterey y otros que prefieren la vía normal y a ver qué pasa luego.

Los grandes de verdad siempre me han comentado que les es absolutamente indiferente la vía que les toque subir. Depende en gran medida de su concentración, esfuerzo y sacrificio y en menor proporción de la supuesta facilidad del recorrido porque tarde o temprano, en la más fácil viene un desprendimiento y todo se va al traste o de la más difícil, sales fortalecido.

Por eso, al final de la corrida lo que cuenta es llegar a la cima y coronarla.

SERGEI.