EL MUNDO DE TASIO.

31.08.2013 06:58
"EL MUNDO DE TASIO":

SALUTACIÓN

La sonda que acabáis de recibir proviene del tercer planeta del sistema Albión y es una de las que hemos lanzado al espacio con intención de que alguna civilización inteligente la reciba y esté en disposición de conocernos, respondernos y a ser posible nos permita conocerla. 

Por ese motivo hemos dotado a la misma de un sistema de ubicación de señal y de regreso a su punto de origen para que aquella civilización que lo reciba y así lo desee pueda identificarse y presentarse del mismo modo que nosotros hemos hecho, hasta el día en que quizás, podamos llegar a mantener un primer contacto, intercambiar nuestros conocimientos, experiencias y porque no, compartir nuestro devenir Universal. 

Para realizar nuestra presentación, hemos instalado un dispositivo audiovisual que holográficamente os mostrará imágenes de nuestro planeta desde el espacio, recogiendo el punto de nuestro sistema en el cual nos hallamos e indicándoos el trayecto recorrido hasta vuestro planeta, para que podáis ubicarnos. 

También podréis contemplar imágenes de nuestro planeta, naturaleza, civilización y actividades, acompañadas por composiciones musicales que representan una referencia entre nuestros pueblos. 

Debéis tener presente que nuestro pequeño planeta gira en elíptica alrededor de una estrella que nos abastece de luz y de vida. El recorrido completo alrededor de esta estrella dura un periodo que denominamos año y que éste se compone de trescientos sesenta y cinco días divididos en doce fracciones a las que denominamos meses compuestas cada una de ellas por treinta o treinta y un días once de ellos y por veintiocho y cada cuatro años, veintinueve el otro. Cada cuatro meses conforman una estación que en función a la proximidad o lejanía de nuestra estrella central nos transmite un ambiente más o menos cálido. Un día es el tiempo que tarda nuestro planeta en dar una vuelta sobre sí mismo, es decir un movimiento rotatorio sobre su eje. De este modo el periodo de tiempo en el que nos alumbra nuestro astro lo denominamos día y el que transcurre desde que este se oculta hasta que vuelve a iluminarnos, noche. 

Alrededor de nuestro planeta, gira un satélite al que denominamos Nalú y que tarda aproximadamente unos veintiocho días en dar una vuelta completa. 

En el interior de ese instrumento desde el que fluye esta información, encontrareis un objeto con inscripciones escritas que podréis transcribir a vuestro sistema de comunicación consultando el hológrafo, tal y como os mostramos al inicio de las imágenes que ahora estaréis contemplando. A ese objeto lo denominamos libro y en él queremos trasladaros un breve resumen de quienes y como somos, así como algunas referencias relevantes de nuestra historia, cultura y filosofía. 

Una vez hayáis traducido el libro, podéis introducir el texto en el lector holográfico al tiempo que lo leéis, de ese modo, por un lado podréis recibir la traducción de los comentarios que acompañan a las holografías en vuestro lenguaje y por otro, nosotros, cuando nos retornéis la sonda, podremos identificar y aprender vuestros sistemas de comunicación. 

Confiamos en que lleguéis a encontrarnos similares a vosotros. 

Hasta pronto. 

EL GRAN CONSEJO

UN PUNTO DE REFERENCIA 

El Universo, inimaginablemente inmenso sino infinito, “finito pero ilimitado” que dijo alguien, se compone de cientos, miles o miles de millones de galaxias. En estas a su vez, se agrupan las estrellas formando constelaciones y sistemas planetarios. 

En uno de estos sistemas, integrado por ocho planetas y cinco miniplanetas que orbitan alrededor de una estrella, a la que llamamos Os, amén de satélites y asteroides que lo hacen alrededor de algunos de esos planetas, como el mío, vivo yo. 

El planeta en el que vivo, seria comparable a una célula dentro del organismo humano, a un glóbulo en nuestra corriente sanguínea o a un granito de arena en una inmensa y paradisíaca playa. Sin embargo para muchos de mis semejantes se parecería más bien a una aguja en un pajar pues pretenden que en toda esa inmensidad Universal somos los únicos pobladores que poseen consciencia, inteligencia y discernimiento aunque, tal y como yo lo veo, esos atributos podrían ser del todo discutibles.

Mi planeta es hermoso y se llama Gaia.

Visto desde el espacio tiene un tono azulado pues casi tres cuartas partes del mismo se componen de agua. Sin embargo el bello Gaia es un planeta rocoso que por sus características físicas y químicas ha ofrecido un entorno adecuado para la evolución de la vida material u orgánica. 

Así, desde las eucariotas hasta la fecha han ido apareciendo y extinguiéndose infinidad de especies, de entre las que podríamos afirmar que la que más ha evolucionado o por lo menos la que más se ha aprovechado y cada vez en mayor medida de los recursos que ofrece el planeta, es la nuestra, la raza humana, a la cual pertenezco aunque en ocasiones, muchas, con resignación y pesadumbre.

Mi querido Gaia está formado por varios continentes que son unas grandes masas de tierra que se extienden a través y por encima de las aguas que cubren el resto, excepto las islas que son masas de tierra rodeadas íntegramente por las aguas. 

Cada uno de esos continentes, muestra analogías con los demás, pues al fin y al cabo conforman la estructura terráquea de Gaia, pero sin embargo todos ellos poseen sus particularidades entre las que quizás la más sobresaliente sea el hecho de que, originariamente, cada uno estaba poblado por una serie de especies autóctonas, entre las cuales, las subrazas humanas, no son una excepción. 

Así, en Gaia existen subrazas blancas, negras, amarillas, rojas y amarronadas que probablemente por cuestiones geoclimáticas, se fueron desarrollando y poblando diferentes zonas del planeta. 

Posteriormente acontecieron las migraciones, las conquistas, el comercio y el sometimiento esclavista, por lo que las subrazas empezaron a mezclarse entre sí dando como resultado la impresionante amalgama genética que hoy puebla el planeta con independencia al continente de procedencia, si bien en cada uno de ellos sigue prevaleciendo la subraza autóctona, a excepción de uno, en el que los otros, concretamente los blancos, casi lograron la extinción de la roja. 

Nacieron así los países, las naciones que proliferando, empezaron a marcar la tierra de Gaia con profundas cicatrices a las que denominaron fronteras y por las cuales se han sucedido terribles guerras que por siempre nos han azotado. 

El absurdo sentido de la posesión, congénito en toda la raza humana, hacía que los seres humanos considerasen de su propiedad incluso a su familia, padres, hijos, hermanos o aquel ser, en teoría amado, con quién decidían compartir el resto de sus vidas y condujo a que unos deseasen lo que los otros poseían además de aquello que ya daban por supuesto que les pertenecía, desembocando esos instintos en guerras y violencia de toda índole que aun hoy en día azotan a toda la humanidad.

Sumamente importante resulta la diversidad cultural existente pues lógicamente, cada pueblo imponía o compartía con los que conquistaba o convivían sus creencias e ideologías. De este modo hoy, los más ricos en ese sentido, son aquellos por los que más culturas han llegado a transitar. 

Precisamente, yo provengo de un pequeño y maravilloso país, llamado Catal que probablemente sea uno de los más ricos culturalmente hablando que existen sobre Gaia. 

Pero debéis disculparme pues llevo ya un buen rato con vosotros y todavía no me he presentado. 

Mi nombre es Tasio y así me identifican quienes pretenden conocerme y digo pretenden porque incluso a mí, me resulto sorprendente en ocasiones y ¡convivo conmigo desde toda la vida! 

Nací en la hermosa ciudad de Goce, quizás actualmente, la capital más importante del Mar de Todos, el cual baña las costas de la casi totalidad de aquellos países de los cuales proceden los más ancestrales recuerdos culturales e históricos de la raza humana.

La existencia de Goce se remonta a varios milenios. Por ella pasaron comerciantes y conquistadores desde tiempos inmemoriales venidos desde el este, por el mar y del resto de puntos cardinales por la tierra. Por eso mi ciudad es tan rica, porque todos y cada uno de ellos nos legó sus conocimientos y cultura. 

En Catal se cultivó el arte del comercio y las alianzas y lo catalogo de arte porque sus acuerdos siempre resultaban beneficiosos para las partes, por ese motivo prosperó y se ganó el respeto y la confianza de los otros pueblos. Sus pobladores se extendían por una vasta tierra que ocupaba desde el sur del vecino reino del norte , hasta otras tierras más al sur de las nuestras que hoy pretenden no haber formado parte de nuestra identidad nacional a pesar de hablar el mismo idioma, lucir similar bandera y celebrar idénticas tradiciones. 

De este modo, Catal llegó a convertirse en el país más poderoso de nuestro continente, Eura. Sin embargo en raras ocasiones Catal se impuso por la fuerza a otros pueblos pues prefirió utilizar las artes que antes comenté. Hubo un tiempo en que en el Mar de Todos, desde un extremo al otro, se hablaba el catalés y aún hoy en recónditos parajes, puedes encontrarte un pequeño pueblo en una solitaria isla donde se comunican en nuestro antiguo idioma.

En Catal nacieron las primeras tablas de regulación comercial, tanto terrestre como marítima que posteriormente sirvieron de base para la confección de las más modernas. 

Sin mi pequeño país, jamás hubiera existido el imperio en el que se convirtió el reino de Enia que llegó a ejercer su dominio en los cuatro puntos cardinales de Gaia. Así lo reconocieron los primeros monarcas de la unificación del reino y sus sucesores, respetando y premiando el hecho diferencial de nuestra tierra con fueros y prebendas que desgraciadamente avivaron otra de las lacras de nuestra raza, la envidia. 

Catal, es admirado porque su capital, mí amada Goce, es hermosa, bañada por las aguas del Mar y coronada por la serranía, de manera que desde lo alto de alguna de sus calles y sin perderla de vista, puedes contemplar toda la ciudad hasta sus playas. 

Porque está repleta de monumentos y edificios singulares, que embelesan y se intentan imitar por doquier. Porque no hay otra ciudad en toda Gaia que tenga un club deportivo que la represente, enarbolando la bandera y valores del pueblo catalés, en tantas disciplinas y que además lo haga con tantos éxitos al máximo nivel. 

Porque la actividad no cesa y siempre hay eventos, convenciones y congresos que se van sucediendo para mostrarla a todo el planeta. 

Porque gentes de nuestro país ocupan puestos de máxima relevancia y son reconocidos como referencias orbitales en las más diversas actividades y disciplinas. Porque a pesar de todos los esfuerzos realizados para que así no fuera, seguimos hablando nuestra lengua, amando nuestra tierra y sintiéndonos orgullosos de nuestra historia, del momento actual y esperanzados y optimistas acerca de nuestro futuro. Catal es admirada sencillamente porque la ilusión, la voluntad, la energía y el firme propósito de los cataleses lo han hecho y lo hacen posible.

Y hasta aquí esta breve referencia que me ha permitido ubicar mi procedencia, allí de donde vengo, antes de dirigirme hacia donde voy.

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