SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO:

09.03.2013 12:28

 

Indudablemente cuando Antonin Dvorak compuso esta magna obra debió imaginarla previamente a través de una de esas visiones con que el Universo regala a todo ser creador.

Violines, trompetas, trombones, flautas, oboes, violoncelos y bajos se conjugan maravillosamente para mostrarnos en todo su esplendor una manera real de hablar con Dios tal y como dijo Amadeus. Parece casi imposible que un vivace se convierta en andante y a través de un rubato en moderato para saltar imperceptiblemente a un allegro y de nuevo a un vivace en solo unos acordes.

Yo ayer cerré los ojos escuchando Dvorak a través de Von Karajan y cuando entró la dulce, vi la imagen de Xavi moviéndose al compás de un moderato que al segundo recorte dio paso a un allegretto coincidiendo con un balón a Messi que allegro ma non troppo se tornó en un assai en un instante, pase a Pedro, prestissimo, de este a Iniesta, vivace, para de nuevo a Mesi que entre tubas, timbales y trompetas marca el gol.

Es algo edificante percibir que el próximo partido de este martes yo ya lo he imaginado al compás de una orquesta inigualable que hace de unos acordes la delicia de todo el auditorio.

Ahora entiendo a Dvorak porque era un visionario y al igual que me ha pasado a mí el vio el partido.

No diré el resultado, eso trae gafe, pero sí que diré que tras la sinfonía, el aforo al completo de ese templo del arte del buen futbol, puesto en pie dedicó una ovación de más de dos minutos a esos grandes maestros que a pesar de sus últimos conciertos siguen siendo la envidia de la interpretación. 

 

SERGEI.